AMIGAS.


Jueves
Como todos los jueves, ella se junta a cenar con sus amigas.
El ritual que no se hace rutina. Un grupo de chicas que aleatóriamente van de casa en casa, pasandose la responsabilidad de ver quién cocina o quién consigue el mejor delivery.

Son las 3 y 25 de la tarde, momento en que, sin saberlo, todas las que hoy van a ser invitadas están pensando lo mismo: ¨ - No voy a caer con las manos vacías, qué llevo? Postre? No, haber si justo ella se rompe toda haciendo su tiramisú y yo le caigo con helado, sacándole protagonismo, me sentiría como el culo. Mejor un vino.
Vino? Todas van a llevar vino y siempre terminamos medio en pedo recordando las situaciones que su “ocasional” consumo en exceso nos llevó a sobrellevar. Si no llevo ni postre ni vino, que llevo? Pan? Entro con 2, 3 panes lactales abajo del brazo, cualquiera. De última llego temprano, veo que falta y me mando una corrida al super. Eso.
Eso es caer con las manos vacías. Má si, llevo un vino, pero Rosado, así me hago la distinta. ¨

Son las 6 y 35 de la tarde. Mientras todas están saliendo a comprar vino rosado Cecilia, está lidiando con problemas mayores.
-¨ Vienen las chicas a comer a casa. Qué hago? Quiero que sea algo rápido de hacer por que llego tarde del laburo, pero a la vez quiero dedicarle y aportarle ese gustito diferente, decirles lo mucho que las quiero con la comida. Cada día estoy más cursi, tengo que parar de leer tanto Coelho.¨

Cecilia piensa. Recuerda la propaganda, de Hellmans pero sabe que una cuchara de mayonesa no le va a resolver nada! Se le vienen a la cabeza todos platos básicos: fideos, arroz, arroz con fideos. Empieza a jugar con su imaginación y busca qué toques diferentes le puede aportar. Decide ir hacia los sabores fuertes, definidos, pero no invasivos, con algo tan tradicional como pollo, arroz y verduras. Una especie de mezcla de pollo thai, naturista pero llenador a la vez, que las deje de cama, total es jueves y de invierno (esa movidita de salir en la semana ya fue!)
En el fondo, tiene la esperanza de que alguna de las chicas llegue más temprano para compartir el momento mágico de la preparación, o en otras palabras: ayudarla a cortar las ¨fucking¨ verduritas.

Son las 8 y 23 de la noche. Cecilia está eligiendo las verduras. Berenjenas, morrones, zapallitos zuccinis, zapallitos redondos, zanahoria, cebolla, puerro, verdeo, champignones, echalotes y lechuga. Mira la lechuga y piensa: ¨ En esta receta no pega ni en pedo.¨ y la vuelve a su lugar.

De las berenjenas y el zuccini usa la cáscara con la primer capa de “carne”, por que le da color y tiene más gusto. Sabe que lo otro sirve si necesita hacer más volumen. En paralelo hierve 1/2 taza de arroz yamani por persona con su doble de agua. Le agrega un caldito de verduras y un ajo "ecrasée" como dirían los grandes chefs, que no es más que un ajo sin cáscara aplastado con el lado del cuchillo. Para que empiece a tomar personalidad le pone un pedacito de jengibre.
Corta las supremas de pollo en tiritas cortas. Sonríe recordando la discusión que tuvo con el carnicero. Ella pidío pechuga deshuesada y él la quería engañar con carne para milanesas. Justo a ella?!

Ahora agarra un wok. Podría saltearlo en una sartén, hasta una buena cacerola, pero el wok queda divino.
Empieza a saltear las verduras, las incorpora de a una, siguiendo un orden riguroso que sería más o menos así: primero la cebolla, después la zanahoria, los morrones, la berenjena, los zapallitos, y los champiñones (sabe que lo ideal es saltear los champiñones aparte y sin sal, para que queden más crocantes, pero le da paja).
Agrega un poco de sal a las verduras a medida que se van salteando (en la jerga gastronómica se le dice “sudar” aunque suene medio asqueroso) y las deja aparte, para que no estén del todo cocidas. Saltéa el pollo hasta que está blanco sin llegar a que quede dorado porque se seca, lo pasa con las verduras y continúa la cocción, pero apenas. Ya se siente un super cheff, tanto que se da el lujo de agregar un chorro de vino blanco. Para darle una onda y de paso que se levante todo lo que queda pegado en la sartén.

Un humo se adueña de la cocina y pone todo en peligro. Cecilia entra en pánico. Está llamando para encargar dos grandes de muzzarella cuando el humo pasa y el alcohol se evapora.
El arróz está listo: el grano no tan blando, medio durito, a punto como quien diría. Lo mezcla con las verduras y el pollo cocidos. Ralla jengibre pelado y lo agrega junto con el jugo de 1 limón. Mezcla, mezcla, mezcla, con el fuego en mínimo. Sólo le resta sumar, cilantro picado y maníes pelados.

Para festejar que todo va bien se abre una cerveza.
Quedaría fashion que se abra un vinito, pero sabe que con este plato el vino no va.
Son las 9 y 15 de la noche.
Suena el timbre. Llegan sus 4 amigas.
Cada una con su sonrisa y su botella de vino rosado.




Ilustración: Anita Fanelli.

1 comentário:

daniela kodenczyk disse...

que anita que es este dibu!!
simple, dulce y colorido como ella!
gracias anitus!
te queremos!!!